lunes, 15 de noviembre de 2010

Por algo.

Abro los ojos y solo veo oscuridad. Densa. Intento mover los brazos pero los tengo pegados al cuerpo, incapaces de restallar las lágrimas que se caen de mi cerebro entumecido y marcan su camino por mis mejillas. Tengo frío y nada con qué taparme. Tengo frío y no entiendo por qué. Siempre pensé que los ataúdes serían calientes por dentro. Quiero decir, a doce pies de la superficie y con seis tablones de madera que solo dejan centímetros entre mi cuerpo y la vida es como estar herméticamente sellado en un compartimento estanco. Debí calcular mal. O debió haber llovido, y la tierra está húmeda. Ya me da un poco lo mismo. Como si está húmeda de las lágrimas que se derramaron porque ya no llegarán cartas a mi nombre. Como si está húmeda por los llantos de quienes creyeron conocerme. O por los de aquellos que sí llegaron a hacerlo, y que hoy no estuvieron conmigo. Me da igual todo, todos, la vida. Estoy aquí y no puedo hacer nada; no pienso desangrarme rasgando dichos tablones con las uñas. Para qué...
¿Para qué?
¿Para qué!
Respiro hondo, casi con la esperanza de acabar con el poco oxígeno que me queda en esta caja, casi sintiendo alivio por ese fin: mi fin. Pero a cada suspiro me tranquilizo y me percato de que si lloro es por algo, de que si lloran mis queridos es por algo, de que si aquellos conocidos que me han abandonado hoy no están ahí fuera, es
por algo.
Lloro porque tengo demasiadas cosas por explicar, por vivir, por sentir, por aprender, incluso demasiadas cosas y personas por las que morir, y aún no han llegado a la que fue mi vida.
Si lloran es por mí, porque saben lo que me pierdo, porque saben cómo fui y qué me merecía: de todo menos acabar en un pozo con fondo.
Sino están ahí... Es una de las situaciones en las que aprendes quienes merecen tu cariño y tiempo. Incluso tu vida. Pues bien, ellos merecen mi muerte, pero es demasiado premio para ellos, así que: inspiro, inspiro, inspiro y suspiro con un alarido de dolor, pena, de ganas de vivir, de amor y de odio. Grito por salir de aquí, por secar esa humedad salada. Grito por la vida... Aunque supongo que
por algo estoy aquí.

Todo tiene un por qué.


Alberto Pérez feat Aida Amor jajajajaja.

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