domingo, 28 de noviembre de 2010

NO MÍO: PARA MÍ.

No quiero que me compres flores:
mejor róbalas o arráncalas de algún jardín.
No quiero que me lleves de la mano:
prefiero un solo dedo en el bolsillo del pantalón.
No quiero que me digas mil "te quiero":
mejor mil "no te odio" ciertos.
No quiero que seas mío:
quiero que seas para mí.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Rojo sangre.


Pólvora en mi cabeza.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Oh sí:

"Donde diablos estés. Por fin me atreví a resumir aquel año. Cuando queríamos romper ventanas... y lo hacíamos. Donde diablos estés. Si lo escuchas. No te lo tomes a mal. Todo está pasando por el filtro del tiempo y mi imaginación tramposa. Si te preguntas '' ¿Se ha atrevido a hablar de él y de mi? '' Observa la cifra y considérate contestada. No incluyo nombres en ningún caso. Unicamente lo sabrás tu, que, en cierta manera, es lo que pretendía. 1.999. El año del supuesto fin del mundo... en cierta manera... si.. el fin de tí y de mí... al definible como un pequeño mundo infranqueable para el resto. Y cómo extrañas plantas crecíamos más cuando menos agua y luz existían a nuestro alrededor. ¿Cómo podíamos pretender gustar al resto? No conocimos sin raíces, andamos un tiempo juntos, sin raíces.. en algunos momentos tuve la sensación de que cada uno de nosotros arraigó al otro. Pero, de cualquier manera, ya era demasiado tarde para nosotros. ¿ Cómo podían asentarse en la tierra dos seres tan volátiles? Así que cada uno siguió el camino que le correspondía, y no hay nada más que decir. Hoy iré tarde a dormir. Te informo. Me imagino que mañana te levantarás temprano."

lunes, 15 de noviembre de 2010

Por algo.

Abro los ojos y solo veo oscuridad. Densa. Intento mover los brazos pero los tengo pegados al cuerpo, incapaces de restallar las lágrimas que se caen de mi cerebro entumecido y marcan su camino por mis mejillas. Tengo frío y nada con qué taparme. Tengo frío y no entiendo por qué. Siempre pensé que los ataúdes serían calientes por dentro. Quiero decir, a doce pies de la superficie y con seis tablones de madera que solo dejan centímetros entre mi cuerpo y la vida es como estar herméticamente sellado en un compartimento estanco. Debí calcular mal. O debió haber llovido, y la tierra está húmeda. Ya me da un poco lo mismo. Como si está húmeda de las lágrimas que se derramaron porque ya no llegarán cartas a mi nombre. Como si está húmeda por los llantos de quienes creyeron conocerme. O por los de aquellos que sí llegaron a hacerlo, y que hoy no estuvieron conmigo. Me da igual todo, todos, la vida. Estoy aquí y no puedo hacer nada; no pienso desangrarme rasgando dichos tablones con las uñas. Para qué...
¿Para qué?
¿Para qué!
Respiro hondo, casi con la esperanza de acabar con el poco oxígeno que me queda en esta caja, casi sintiendo alivio por ese fin: mi fin. Pero a cada suspiro me tranquilizo y me percato de que si lloro es por algo, de que si lloran mis queridos es por algo, de que si aquellos conocidos que me han abandonado hoy no están ahí fuera, es
por algo.
Lloro porque tengo demasiadas cosas por explicar, por vivir, por sentir, por aprender, incluso demasiadas cosas y personas por las que morir, y aún no han llegado a la que fue mi vida.
Si lloran es por mí, porque saben lo que me pierdo, porque saben cómo fui y qué me merecía: de todo menos acabar en un pozo con fondo.
Sino están ahí... Es una de las situaciones en las que aprendes quienes merecen tu cariño y tiempo. Incluso tu vida. Pues bien, ellos merecen mi muerte, pero es demasiado premio para ellos, así que: inspiro, inspiro, inspiro y suspiro con un alarido de dolor, pena, de ganas de vivir, de amor y de odio. Grito por salir de aquí, por secar esa humedad salada. Grito por la vida... Aunque supongo que
por algo estoy aquí.

Todo tiene un por qué.


Alberto Pérez feat Aida Amor jajajajaja.

sábado, 13 de noviembre de 2010


Podríamos vivir el uno sin el otro, pero vivimos mejor sabiendo que ese otro está ahí. Aunque sea para odiarle, u "odiarle".

domingo, 7 de noviembre de 2010

Atrápalo.


Creo que, solo cuando los 2 minutos de la rosca del microhondas te pasan como 10 segundos, te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, de las gilipolleces en que lo gastas, y de que casi se te quema la comida.