miércoles, 22 de septiembre de 2010


Olvida el horror aquí, conmingo, si tu quieres. Yo te doy el hombro sobre el que llorar, la sonrisa comprensiva, la palmadita en la espalda, el consejo y el oído; dame tú, a cambio, las lágrimas, la queja, el abrazo, tu oído y la sonrisa final. Porque sé lo miserable que es llorar en silencio, sin esperanza ni deseo porque alguien te escuche o comprenda. Porque sé lo que es quedarse dormido con las marcas de las uñas en la palma de la mano, al cerrar con desesperación el puño. Solo hay una norma: no dar las gracias.

http://www.youtube.com/watch?v=YaVE4WVlsDQ&ob=av3e

2 comentarios:

  1. Olvido el horror aquí, contigo, que siempre quieres. Me ofreces tu hombro para llenarlo de lagunas congeladas, como las sonrisas que yo no puedo darte, tu consejo y tu especial forma de escuchar ladeando la cabeza; lo único que recibes de mí, a cambio, las perlas amargas de un collar de quejas, un abrazo sincero y una sonrisa final, agradecida. Porque sé que sabes lo desgraciado que es llorar sin llorar, llorar sonriendo, sin esperanza ya porque nadie te escuche o comprenda. Porque sé que tú también te has dibujado la desesperación en la palma del puño cerrado con la rabia del insomnio. Sólo hay una norma: darte siempre las gracias.

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