Cada palabra era un grito,
y cada balada una pieza de rock&roll.
Cada sonrisa iba seguida de un gemido,
y cada caricia por horas de amor.
Rompimos el suelo de saltar,
rompimos la cama de no dormir;
te usaba como almohada para soñar,
me ardía el paladar de tanto sentir.
Tu olor era mi fragancia,
y tu dentrífico mi carmín;
todo tenía su gracia,
y nos valía con no dormir.
¿Quién no ha tenido un amor tan efusivo que ha llegado a ser destructivo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario